Córdoba recuerda pocos nombres relacionados con el episodio de la conquista de la ciudad a los restos del imperio almohade, en 1236. Algunos de ellos, como Álvar Pérez de Castro o Pedro Ruiz Tafur, figuran como jefes militares de algunos de los batallones que ocuparon la Axerquía aquella noche. Pero hay dos que siempre van unidos entre sí y a una historia (quizás leyenda) épica de acciones de comando al estilo medieval: son los almogávares Álvar Colodro y Benito de Baños, siempre mencionados en ese orden.
Resulta bastante curioso. Hace tiempo me pregunté qué tenía Colodro que no tuviera Benito de Baños, para que una puerta de la ciudad llevara su nombre en recuerdo de la acción militar. Parece bastante injusto que, sin que se tenga noticia de que uno estuviera por encima de otro en rango o importancia, a Alvar Colodro se le diera ese privilegio.
¿O no fue así? ¿Quedaron los dos en el recuerdo porque realmente existieron dos puertas en la muralla, cada una con el nombre de uno de los soldados?
Sólo he encontrado una cita en relación a este tema, en el artículo “El recinto amurallado de la Córdoba bajomedieval”, de Escobar Camacho, quien hace referencia a la descripción de la muralla por Enrique Vaca de Alfaro en el siglo XVII*. En dicha descripción aparecen, entre la puerta del Colodro y la de la Misericordia, unas “torres de Benito de Baños”, construidas en argamasa y con un arco entre ellas. En el plano que acompaña al artículo, aunque con poca resolución, se sitúan esas torres a medio camino entre las puertas del Colodro y la Misericordia, en un pequeño recodo como el que albergaba, en origen, las puertas de la Misericordia (Alquerque, por entonces) y Andújar.
La presencia de torreones en la muralla unidos por un arco (volado o adosado al lienzo de piedra) aparece, aparte de este punto, en otros tres lugares de la cerca cordobesa:
– En la puerta de Baeza, que se conservó hasta finales del siglo XIX.
– En la primera ubicación de la puerta de los Sacos en el lienzo sur de la muralla de la Huerta del Alcázar (de este tema hablaremos en unos días).
– En la primitiva puerta de Andújar, que fue macizada para formar la conocida como torre de los Donceles.
En definitiva, esa estructura responde a las necesidades defensivas de una puerta de la muralla, y no parece descabellado pensar que existió una puerta de Benito de Baños, tapiada ya para el siglo XVII, cuatrocientos años después de la conquista, quizás como consecuencia de alguna epidemia, como ocurrió en otros casos más modernos y mejor documentados.
Por desgracia, un acontecimiento tan temprano en la historia de la Córdoba castellana estaba ya más que olvidado cuando se escribieron las completas crónicas del siglo XIX, y no tenemos más datos para hablar sobre esta hipótesis que los que la arqueología nos vaya dando.
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* Archivo de la Catedral de Córdoba, tomo 278, folios 5 r. y 6 r.